miércoles, 17 de octubre de 2012

MIGRACIÓN FORZOSA

Con motivo de las últimas corrientes migratorias de jóvenes buscando empleo fuera de su ciudad natal (España), muchas veces forzosamente; me veo obligado a escribir unas líneas como apoyo y reinvindicación a este acontecer.
 
Es deleznable la diferencia de clases que cada vez se agudiza más, dejando a los jóvenes que comienzan su carrera profesional en una situación precaria o como se diría vulgarmente, en pañales. Con miedo a encontrar un empleo que recompense su esfuerzo o inevitablemente degradanzo sus carreras a trabajos que no las necesitan pero les proporcionan algo de estabilidad. El caso es que hay que elegir un empleo ínfimo respecto a tus cualidades profesionales para poder llevar una vida acorde a tu edad. Es decir, que si pretendes terminar tus estudios y ponerte a trabajar para continuar unas pautas marcadas en tu vida, tales como independizarte, casarte, tener hijos, etc. no te dejan más remedio, tal y como está el empleo de calidad, que buscar algo que te solucione unos ingresos algo estables.
 
Todo ello ha llevado a los jóvenes españoles a buscar otras desesperadas medidas, tales como abandonar lo que aquí tienen para labrarse un futuro fuera. Estos jóvenes dejan atrás un país que va a la deriva, con la mayor tasa de paro, mayor índice de tasa vegetativa y una clase política que solo vale para asegurarse sus suculentos sueldos.
 
Están destruyendo así nuestros activos, se van nuestros ingenieros, médicos, arquitectos, y así, un sinfín de profesiones que se están cargando.
 
Nuestra sociedad, nuestro sistema económico y empresarial no genera la oferta de trabajo suficiente en cantidad y en calidad, que es un sistema donde continuamente escasea el trabajo. Siempre ha habido más demanda de trabajo que oferta. Y eso es claro que es un defecto estructural del sistema.
 
Cuando vamos a U.S.A. o a U.K. nos suele sorprender la gran cantidad de anuncios en todos los sitios, donde se demanda a trabajadores para trabajos concretos. El mercado es más fluído y normalmente existen puestos de trabajo suficientes para todos los que quieren trabajar. Eso no ha ocurrido en una economía como la española donde la tasa media real de desempleo se ha situado continuamente y en la historia por encima del 20%. A veces, mucho más. Si los cálculos los hiciéramos bien, nos daríamos cuenta de que nuestro sistema empresarial es poco creador de empleos, porque está más preocupado por los costes que por las oportunidades, por los costes que por la calidad de sus prestaciones y de destino al cliente, de sus costes y no de sus trabajadores.
 
 

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